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martes, 9 de noviembre de 2010

La visita del Papa a España

Mis disculpas a los que si creen y sobretodo a los que “comulgan” con las opiniones del Papa, dicho esto, tengo que pronunciarme en desacuerdo con: las pretensiones de la cúpula de la Iglesia Católica encarnada en la figura del Papa Benedicto XVI, al pretender (y bien que lo consigue en muchas ocasiones), inmiscuirse en la política interna de los países que visita en calidad de jefe de la Iglesia, pero sobretodo (no tenemos que olvidarlo) como representante máximo de un estado; el estado del Vaticano es a los efectos legales como cualquier otro estado del mundo. No puedo imaginar, al jefe del estado español en una de sus vistas a la Santa Sede criticando en presencia del Papa la “política de la Iglesia” en asuntos como las prácticas de pederastia practicada por algunos de sus miembros por toda la geografía mundial, los desmanes monetarios en el banco del Vaticano y otras políticas que la Iglesia oficial no ceja de practicar en pos de los países llamados ricos sobre todo en detrimento de lo que al parecer fue la política doctrinaria de Jesucristo, es decir, estar el lado de los pobres. Las críticas (en el caso de que se diesen), de cualquier mandatario mundial, a los muchos desmanes de los dirigentes de la Iglesia Católica, serían rechazadas por considerarlas ingerencia ¿Por qué las críticas del Papa a las políticas de igualdad religiosa e igualdad sexual, etc. Por parte del gobierno de España son criticadas por un mandatario extranjero en las propias narices de los españoles y son consideradas como acto de fe?

En el caso de la visita a España de Benedicto XVI, la propaganda oficial de la Iglesia Católica daba como seguro el éxito apoteósico de su visita, la realidad ha demostrado que no fue tal éxito a la hora de la verdad. Según las informaciones en los medios de comunicación, no afectos a la Iglesia, las asistencias a los actos organizados, no fue ni mucho menos lo que se esperaba. Quizás es verdad que el estado español ya no es tan sumiso (amenos en lo oficial de sus políticas religiosas), como bien dice el Santo Padre, al criticar las políticas, en el sentido de la independencia religiosa del estado español. Los ciudadanos españoles hoy ya son independientes en sus opiniones y sobretodo libres en elegir a dónde y a qué actos asisten, pasaron aquellos tiempos en los que “el rebaño lo dirigía el pastor, sin dar la posibilidad a las ovejas de elegir en que pasto comer”.

Es de considerar el respeto mostrado por parte de los altos dirigentes españoles, en contraste al ofrecido por el Papa, al escuchar de boca del máximo representante del Vaticano, de críticas a leyes que propician la libertad de culto, igualdad y libertad sexual etc. Harían bien los altos cargos de la Iglesia en España, de informar al Santo Padre, de que ya no gobierna el dictador, y que hoy en España se gobierna para el pueblo y desde el pueblo, dándose la libertad de culto o la libertad de no pertenecer a Iglesia alguna.

Tras decir: “España necesita una reevangelización”, y denunciar “el vivaz enfrentamiento entre fe y modernidad existente en el país” y comentar que “da un estirón de oreja al gobierno de España” no nos queda otra a los españoles, que pensar que la inquisición vuelve, que los nuevos tiempos en España (¿será por la democracia?), están reñidos con la fe y que si no anda el gobierno “listo” serán castigados sin salir al recreo como niños descarados por no atender las directrices de la Iglesia oficial que no es otra que la del dominio a través de la fe.

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