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jueves, 5 de mayo de 2011

Argentina y Brasil


Argentina y Brasil: no tan distintos

Las modas son fenómenos complejos. Afectadas por factores genuinos, son también altamente influenciables por los medios y la psicología social. Igual con los países, que se ponen de moda no solo por la calidad de sus políticas sino también por primeras impresiones, prejuicios y apariencias.
Tomemos, por ejemplo, el caso de Brasil. En 2003, la anticipación de una victoria de Lula precipitó una crisis financiera, alimentando un escepticismo que acompañó al país hasta mediados de la década, a pesar de un exitoso esfuerzo para reducir fragilidades financieras desendeudando y desdolarizando su economía. Hoy, tras aprobar con honores el examen de la crisis mundial, y apuntarse como sede de los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol, Brasil es el país fashion de América Latina. El dato de que aún no haya probado ser capaz de crecer a tasas asiáticas sin generar inflación es solo una anécdota a los ojos de apologistas que a menudo lo miran en el espejo de China, su partenaire en el desparejo BRIC. De hecho, en su apogeo, Brasil sufre de un exceso de entusiasmo que atrae capital especulativo, dificultando el manejo macroeconómico.
Argentina no ha tenido esa suerte: con la excepción de un fugaz enamoramiento en los años noventa con su (a la postre, desastrosa) fijación al dólar, su reputación en el mercado parece inalterablemente degradada. La sólida recuperación del colapso de 2001 es atribuida, alternativamente, al rebote de la crisis, al auge de los bienes primarios, a los dividendos cortoplacistas de políticas miopes o a la buena suerte, sin conmover al imaginario internacional. La mera posibilidad de que algunas de las múltiples heterodoxias argentinas pueda haber sido adecuada dadas las circunstancias del país no recibe ni siquiera el beneficio de la duda.

Los cafés se pelean


Marcilla, la marca de café de la multinacional Sara Lee, vende desde hoy cápsulas de café. La novedad: no es para una máquina de café propia, sino para la de la competencia. Las cápsulas de Marcilla se pueden usar en las máquinas de Nespresso, el sistema de Nestlé. Marcilla quiere reventar así el sistema exclusivo de Nespresso, cuyas cápsulas solo se pueden comprar en una de sus 26 tiendas exclusivas o en Internet. Marcilla las venderá en el supermercado y más baratas. En Francia y Holanda ya lanzaron el órdago a Nestlé y fueron demandados por hacerlo."Creemos que hay una demanda muy interesante de personas que quieren comprar su café de cápsula al tiempo que compra el pan, la leche y los productos de cada día", justifica Mauro Schnaidman, presidente para el sur de Europa de Sara Lee. Asegura que la calidad de su café es superior y el precio, más competitivo. Diez cápsulas de Marcilla valdrán 2,99 euros. Diez cápsulas originales de Nespresso valen entre 3,30 euros y 3,90, según la variedad. Y Sara lee comercializa ya su producto en 1.200 supermercados, que serán 3.000 en una semana y 5.000 en un mes. Entre los distribuidores, algunos de los más potentes: Hipercor, Corte Inglés, Alcampo, Caprabo, Eroski, Carrefour, Ahorramás... No fabricarán para marca blanca, ha asegurado Schnaidman.

México llena sus bodegas de oro


El Banco Central de México llena sus bodegas de oro

El instituto emisor mexicano compra 93 toneladas con un valor de mercado de 4.600 millones de dólares en la mayor operación de la historia reciente.- Expertos alemanes instan a Portugal a vender sus reservas

El oro mueve pasiones. Y cientos de millones de dólares al día. Dentro de las operaciones que se realizan con el metal precioso, que ha tocado precios récord en la última semanasobre los 1.500 dólares la onza por su condición de valor refugio frente a la inflación y la debilidad del dólar, llama especialmente la atención una: la del Banco Central de México. Según consta en los balances de este organismo y en las estadísticas del FMI, ha comprado 93,3 toneladas de oro entre enero y marzo, que tienen un valor actual de mercado de unos 4.600 millones de dólares.
Este volumen de oro, que es el equivalente al 3,5% de la producción que cada año sale de las minas de todo el mundo, supone una de las mayores compras en la historia reciente, según los datos del Fondo.
Tras dos décadas en la que la tendencia dominante ha sido la de vender oro, los bancos centrales se han convertido desde el año pasado en agentes compradores, lo que ha animado la escalada en su precio. El motivo, que su condición de valor seguro cubre las inversiones de los Estados frente a la volatilidad inflacionista y la debilidad del dólar frente al resto de monedas de referencia. De hecho, hoy podría volver a romperse la barrera psicológica de los 1,50 dólares en el canje entre el euro y el billete verde. La clave, que en un futuro puede venderlo sin problemas y sin perder dinero para hacer frente a otras necesidades.
El caso de México, sin embargo, es singular en la medida en que se trata del primer país emergente que ha elegido los lingotes para diversificar sus activos.