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martes, 29 de marzo de 2011

La complejidad de la sexualidad humana en la educación básica

Una educación sexual adecuada desde temprana edad puede contribuir a que niños y niñas se desarrollen en forma más equilibrada




El desarrollo integral del ser humano ha sido, desde el origen mismo del sistema educativo mexicano, el propósito que ha guiado la educación básica. Esta orientación -establecida en el Artículo Tercero Constitucional- indica que la escuela y el trabajo del profesor además de contribuir al desarrollo sistemático de las habilidades intelectuales y a la adquisición de conocimientos básicos de las ciencias naturales y sociales deben contribuir a la formación de actitudes y valores fundamentales que permitan a los individuos desarrollar plenamente sus potencialidades, integrarse a la sociedad y participar en su mejoramiento.
En el marco del proceso de reforma educativa, la Secretaría de Educación Pública ha emprendido un conjunto de acciones para asegurar el logro de los propósitos educativos. Una de las orientaciones centrales de este proceso de reforma ha sido la atención de campos que, por diversas circunstancias, no habían sido abordados de manera suficiente en el trabajo educativo cotidiano; entre éstos se halla la educación sexual de niños y jóvenes.
Aunque es un hecho reconocido que la sexualidad se manifiesta de diversas formas en todas las relaciones humanas, durante mucho tiempo el conocimiento y la reflexión sobre esta dimensión de la vida se mantuvo al margen de la acción educativa sistemática y, en el mejor de los casos, se limitó a la transmisión de información sobre aspectos anatómicos y fisiológicos, soslayando sus dimensiones afectiva y ética.
Sin embargo, el hecho de que la educación sexual no haya formado parte del contenido educativo explícito en la escuela no quiere decir que las niñas y los niños y, más aún, los adolescentes carezcan de información y dejen de reflexionar sobre su propia sexualidad. A través de los medios de comunicación, de los grupos de pares, de la observación del mundo adulto, niños y jóvenes se forman una visión acerca de la relación con personas de sexo distinto del suyo, saben qué conductas y actitudes son aceptadas y cuáles no, en fin, se forman concepciones acerca de la sexualidad y asumen determinados valores como propios, no siempre coincidentes con los principios de respeto a la dignidad humana, a la igualdad entre los sexos y a la búsqueda de una sociedad más justa. Ésta es una necesidad que requiere de atención urgente en nuestro país, porque, además, la ausencia o debilidad de nuestra respuesta es uno de los factores que influyen en el aumento de problemas como el embarazo precoz o no deseado, la difusión de enfermedades como el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) y, en general, en las dificultades que muchas personas enfrentan para desarrollarse plenamente y para vivir su sexualidad de manera libre y responsable.
Una educación sexual adecuada desde temprana edad puede contribuir a que niños y niñas se desarrollen en forma más equilibrada, sean capaces de comprender los cambios que experimentan en su propio cuerpo, en sus estados de ánimo y la manera de relacionarse con los demás. De este modo, dispondrán de mejores herramientas para tomar decisiones que les ayuden a vivir su sexualidad y evitar situaciones riesgosas para su salud física o mental, así como para la de los demás.
A fin de contribuir a enfrentar estos problemas y para fortalecer el carácter integral de la educación básica, la SEP ha incluido nuevos contenidos en los libros de texto gratuitos de educación primaria, especialmente en los de Ciencias Naturales. Asimismo ha
establecido la asignatura Formación Cívica y Ética en la educación secundaria, además de cursos de capacitación para profesores y directivos de los planteles de educación básica.Leer Más

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