SUSTO EN BARCELONA
«¿Perdone, ha visto usted un lobo por aquí?». El vecino esboza una sonrisa nerviosa. Calla unos segundos, mira a izquierda y derecha, delante y detrás, dice que ni rastro del animal y se entera de que una hembra ibérica se ha escapado del Zoo de Barcelona y los rumores la sitúan en el Born. Misma pregunta frente a la estación de França. Tampoco hay éxito. «Madre mía, ¿un lobo suelto? No hijo no, y le dejo que voy a perder el tren». Al rato, el bulo se desvanece: el cánido no ha salido de la Ciutadella y ya le han dado caza; o eso dice el ayuntamiento, cuya versión de los hechos está en las antípodas del relato que horas después aporta un representante de los trabajadores del parque. Leer Más en
«¿Perdone, ha visto usted un lobo por aquí?». El vecino esboza una sonrisa nerviosa. Calla unos segundos, mira a izquierda y derecha, delante y detrás, dice que ni rastro del animal y se entera de que una hembra ibérica se ha escapado del Zoo de Barcelona y los rumores la sitúan en el Born. Misma pregunta frente a la estación de França. Tampoco hay éxito. «Madre mía, ¿un lobo suelto? No hijo no, y le dejo que voy a perder el tren». Al rato, el bulo se desvanece: el cánido no ha salido de la Ciutadella y ya le han dado caza; o eso dice el ayuntamiento, cuya versión de los hechos está en las antípodas del relato que horas después aporta un representante de los trabajadores del parque. Leer Más en
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