El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Marco Maia (Canoas, Rio Grande do Sul, 1965), comparte con el expresidente del país Lula da Silva el pasado de tornero. Es un perfil pata negra del Partido de los Trabajadores (PT). Maia estuvo en Madrid la semana pasada para hablar con el presidente del Congreso de los Diputados español José Bono, de cara a próximas reuniones parlamentarias internacionales. De paso, pensaba ver el partido Real Madrid-Barcelona del sábado y visitar proyectos de energías limpias.
Pregunta. Usted procede del sindicalismo y de la metalurgia. A la gente de su perfil dentro del PT, ¿le cuesta conectar con el estilo político de la presidenta Dilma Rousseff?
Respuesta. No, no lo creo. Tenemos una relación muy buena. Hay una comprensión de la importancia del papel que cumple Dilma en esta continuidad del presidente Lula. Es verdad que son dos estilos diferentes, Lula mucho más político, con carisma, efervescente. La presidenta es mucho más técnica, pero ha aprendido muy rápidamente a convivir con el mundo de la política y el mundo de las organizaciones sindicales, populares, sociales, que era una característica fuerte del presidente Lula. Ahora mismo tenemos en el Parlamento un proyecto del Gobierno que propone subir el salario mínimo a 500 dólares al mes, que era completamente impensable diez años atrás. Esto es una reivindicación del movimiento sindical brasileño, por tanto, muy próximo a aquello que hacía Lula.
P. El caso del distanciamiento con Irán, por ejemplo, hace pensar que tienen visiones distintas en política exterior.
R. No hay un cambio de política. Hay cambio de enfoque en algunos temas específicos. La sensibilidad de la presidenta para la cuestión de las mujeres, por ejemplo, está mucho más presente.Leer Más
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