"El próximo Gobierno mexicano se sentará a hablar con los carteles"
Vaya la fe por delante. Comienza él con las preguntas. "¿Practica usted alguna fe?". Da con hueso. "Si cree en Cristo va a entender muchas cosas que me pasan a mí". Dicho queda. Blanco de los pies a la cabeza, con una cruz de madera sobre la camisa anudada por partida doble -el segundo nudo, dice, es el de la "disponibilidad"- el sacerdote mexicano Alejandro Solalinde (Texcoco, 1945) tiene pocos pelos en la lengua cuando habla de inmigrantes, crimen organizado y gobierno. Todo en el mismo saco. "Vivimos en un México muy corrupto donde se confunde la delincuencia organizada con los servidores públicos", dice sin reparos el sacerdote, de paso por Madrid antes de proseguir, de la mano de Amnistía Internacional, su gira por varias ciudades españolas para denunciar el secuestro y vejación de los derechos de los inmigrantes que tratan de cruzar su país de camino hacia Estados Unidos. Leer Más
Vaya la fe por delante. Comienza él con las preguntas. "¿Practica usted alguna fe?". Da con hueso. "Si cree en Cristo va a entender muchas cosas que me pasan a mí". Dicho queda. Blanco de los pies a la cabeza, con una cruz de madera sobre la camisa anudada por partida doble -el segundo nudo, dice, es el de la "disponibilidad"- el sacerdote mexicano Alejandro Solalinde (Texcoco, 1945) tiene pocos pelos en la lengua cuando habla de inmigrantes, crimen organizado y gobierno. Todo en el mismo saco. "Vivimos en un México muy corrupto donde se confunde la delincuencia organizada con los servidores públicos", dice sin reparos el sacerdote, de paso por Madrid antes de proseguir, de la mano de Amnistía Internacional, su gira por varias ciudades españolas para denunciar el secuestro y vejación de los derechos de los inmigrantes que tratan de cruzar su país de camino hacia Estados Unidos. Leer Más
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