Ahora ya no es necesario comer la comida. Se la puede aspirar. Un profesor de Harvard inventó una máquina que produce humo con el sabor y la calidad nutritiva, por ejemplo, de una tarta de limón. Procede de los productos verdaderos, aunque preparados especialmente.
El autor del invento, llamado 'Le Whaf', es el doctor David Edwards. Él afirma que su obra puede ser muy útil, tanto para la gente que tiene problemas de peso excedente -ya que una aspiración de comida contiene aproximadamente solo una caloría- como para quienes les gusta probar diferentes sabores sin llenar el estómago. También pueden aprovechar el aparato los que tienen pereza de mascar o los que solamente carecen de dientes.
“Imagine un restaurante donde, en vez de sentarse a la mesa, ande alrededor”, fantasea el profesor. “En vez de comer, aspira la comida al andar de una sala a otra; cada una tiene un sabor diferente. Una a apio, otra a bistec…”
También indica que, con el apoyo de Le Whaf se pueden tomar bebidas alcohólicas y no acabar borracho. Para inhalarlas no se requiere ninguna preparación: basta llenar con el líquido deseado una pequeña capacidad, que está debajo del aparato. Luego, un mecanismo especial, basado en el ultrasonido (como algunos humificadores), convertirá el líquido en humo.
El autor espera que sus máquinas -que planea vender por 85 libras esterlinas desde el otoño del 2011-, sean populares y se difundan por todo el mundo. Algunas posibilidades tiene, pues uno de sus productos ya es bastante exitoso.
El año 2008, Edwards inventó 'Le Whif', un tubo pequeño, de tamaño y aspecto parecidos al pintalabios, con café, chocolate o vitaminas dentro. Funciona de manera similar a los aparatos para los enfermos de asma. Le Whif se vende bastante: el último año fueron realizados unos 200.000, por un precio de 4 libras esterlinas
El autor del invento, llamado 'Le Whaf', es el doctor David Edwards. Él afirma que su obra puede ser muy útil, tanto para la gente que tiene problemas de peso excedente -ya que una aspiración de comida contiene aproximadamente solo una caloría- como para quienes les gusta probar diferentes sabores sin llenar el estómago. También pueden aprovechar el aparato los que tienen pereza de mascar o los que solamente carecen de dientes.
“Imagine un restaurante donde, en vez de sentarse a la mesa, ande alrededor”, fantasea el profesor. “En vez de comer, aspira la comida al andar de una sala a otra; cada una tiene un sabor diferente. Una a apio, otra a bistec…”
También indica que, con el apoyo de Le Whaf se pueden tomar bebidas alcohólicas y no acabar borracho. Para inhalarlas no se requiere ninguna preparación: basta llenar con el líquido deseado una pequeña capacidad, que está debajo del aparato. Luego, un mecanismo especial, basado en el ultrasonido (como algunos humificadores), convertirá el líquido en humo.
El autor espera que sus máquinas -que planea vender por 85 libras esterlinas desde el otoño del 2011-, sean populares y se difundan por todo el mundo. Algunas posibilidades tiene, pues uno de sus productos ya es bastante exitoso.
El año 2008, Edwards inventó 'Le Whif', un tubo pequeño, de tamaño y aspecto parecidos al pintalabios, con café, chocolate o vitaminas dentro. Funciona de manera similar a los aparatos para los enfermos de asma. Le Whif se vende bastante: el último año fueron realizados unos 200.000, por un precio de 4 libras esterlinas
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